El
periodismo moderno encuentra en Estados Unidos, origen en la
emergencia de una sociedad democrática de mercado, que en México
difícilmente surgiría hasta mediados del siglo XXI. Mientras tanto,
aun en México tenemos una “manufacturación de noticias” y una
“gestión de noticias”, debido a que los grandes descubrimientos
informativos en la prensa mexicana son construcciones preparadas en
las oficinas, desde una perspectiva de poder.
En
el país no existe una cultura general moderna, democrática, libre
de privilegios, y que por causa dio lugar al nacimiento del
periodismo bajo condiciones inadecuadas, y dieron paso a periódicos
partidistas o partidos centrados en los negocios. Obviamente, debido
a este “apego” ideológico a ciertas instituciones caudillistas y
relacionadas con el poder, hacia que desaparecieran y aparecieran con
frecuencia, aunado al corto mercado lector disponible.
A
finales del siglo XIX, el periodismo comenzó a ser una industria y
una actividad profesional formal, que sin embargo, en el caso de
México, era una prensa mas “denunciante” que informativa, con
intereses políticos de por medio, contrastando también con un
periodismo mas avocado a satisfacer las necesidades de los poderes
establecidos, rudimentaria expresión del News management o “gestión
de noticias”
Una
línea importante para la elaboración de una historia social y
cultural de los medios en México tendría que centrarse en las
prácticas del “news management”, entendidas como aquellas que
emplean alguna forma de doblez en busca de que lo publicado responda
a lo que el interesado desea que se publique.
La
persecución a la prensa opositora, logra que el periodismo
subordinado se establezca firmemente en México, proceso que aun hoy
en día no puede terminar del todo. El primer ejemplo fue el
periódico “El imparcial”, que fue el primer diario
industrializado (con rotativas y linotipos), además de ser el
primero bajo “protección oficial”.
Gracias
a estar al servicio de la dictadura, se propuso al mismo tiempo ser
un “penny paper”, no sólo porque costaba un centavo, sino porque
pretendía ocuparse de los sucesos cotidianos de la gente con un
atractivo toque amarillista para mejor servir al poder.
Este
modelo de subordinación de la prensa se empezó a consolidar en la
primera parte del siglo XX (época post-revolucionaria) y que, a
pesar de todos los cambios que podamos argumentar, sobrevive con
algunos de sus rasgos esenciales, cien años después, como uno de
los más dramáticos rezagos del proceso de modernización mexicana
al arribar al nuevo siglo.
Para
1910, la situación de la prensa mostraba un cuadro que anticipaba
los principales rasgos predominantes del modelo mexicano de relación
de los medios con el poder público: un grupo de periódicos
prósperos o razonablemente prósperos, adictos al régimen,
compartiendo y, en ocasiones, disputándose, las subvenciones
oficiales.
Tras
el triunfo del bando constitucionalista, hacia finales de 1916, nace
El Universal, con todo el apoyo del victorioso grupo del futuro
presidente Venustiano Carranza, y al servicio de sus intereses. Las
relaciones peligrosas de este periódico con el poder están
presentes desde aquellos primeros años hasta éstos, los más
recientes.
Existió
un alto grado de intervención estatal en materia de cine, radio y
televisión, los aparatos burocráticos empresariales protegen los
intereses de sus integrantes, incluyendo los del estado. Este generó
relaciones de corrupción, dependencia y subordinación del Estado
con empresarios y profesionales de la información.
Las
características de este modelo generó diversas actitudes de lectura
y creó nuevos tipos de lectores de la información en México.
Lectores y audiencias le han dado la espalda a editores y otros
comunicadores de noticias y las audiencias de radio y televisión
suelen desplomarse a la hora de los noticiarios y caer todavía más
a la hora de la información política, ante la percepción extendida
de que éste es el campo más propicio y socorrido de las políticas
oficiales del “news management”.
Paradójicamente,
hacia el final del gobierno de mayor injerencia en la inducción de
cambios en la dirección y la propiedad de los medios, hace un cuarto
de siglo, se puede fechar el inicio del proceso, todavía inconcluso,
de extinción del modelo.
Al
entrar al quite el sector privado, que empezó a suplantar a los
apoyos oficiales mostraron las primeras e importantes
vulnerabilidades del modelo tradicional de subordinación de la
prensa al poder público. El caso mas exitoso de “desprendimiento”
del apoyo oficial es Proceso.
Otras
modificaciones al modelo han sido impuestas por las tendencias del
proceso de apertura comercial y de modernización de la economía,
por los intentos de corregir algunos de sus peores vicios a través
de la supervisión del gasto público.
Es
así, que este modelo de subvención de los medios impresos
(entiéndase “prensa”) por parte de los poderes han sufrido una
lenta y continua “muerte”, que lo condena si bien no a la
desaparición total, si lo relega a un segundo plano, sucumbiendo
ante el control económico de los particulares.
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