William
Orme, autor de este texto afirma al inicio sobre dos incidentes, sin
aparente relación, ocurridos en Septiembre de 1996, como dos de los
problemas que reflejan perfectamente la situación del periodismo en
México.
El
primero de ellos envuelve al diario “El Universal”, otrora
pro-gobierno y uno de los diarios de mas circulación en el DF. Un
comando armado irrumpió en las instalaciones, con una orden de
arresto para el Editor por supuesta evasión fiscal. El editor huyó
y mas tarde ese día, volvió, protestando y defendiendo ferozmente
su inocencia.
La
mayoría de las asociaciones de periodistas a nivel internacional
protestaron por el uso excesivo de la fuerza. El editor, que había
estado publicando recientemente varias criticas hacia el partido
gobernante, denunció este acto como “una decisión del gobierno
para suprimir nuestras critica”
El
otro caso es el del editor del diario sensacionalista “Contrapunto”,
quien fue secuestrado por hombres encapuchados y fue mantenido
retenido por toda la noche mientras era interrogado sobre las fuentes
y lugares de las historias de las guerrillas en la región. Fue
liberado al día siguiente, mientras las autoridades no tenían
conocimiento de dicho acontecimiento.
El
“levanton” al editor de Contrapunto es el clásico patrón de
amedrentamiento que sufren los periodistas en provincia. El ejercer
el periodismo en ciudades pequeñas y lejos de la Ciudad de México
suele ser mas peligroso. Los miedos mas frecuentes de los periodistas
son tanto los grupos criminales como las autoridades corruptas.
En
contraste, el caso del editor de El Universal es un caso atípico,
pues el sistema político suele formar relaciones “cercanas” con
los diarios tradicionales y cautelosos como el citado.
El
caso de la supuesta evasión fiscal suena aun mas extraño desde el
momento en que es bien conocido el “trato especial” que suelen
tener los dueños de los medios con las cuestiones relacionadas a
Hacienda.
Orme
dice que hay tanto buenas como malas noticias en ambos incidentes. El
hecho de que un diario posicionado como “El Universal” cambiara a
sus antiguas formas era una prueba de la creciente competitividad e
independencia del negocio de la prensa en la ciudad. Había rivales
editorialmente agresivos que estaban tomando su lugar.
Mientras
tanto, en Oaxaca, con el diario “Contrapunto”, que en ese momento
apenas tenia un año de circulación, es el caso emblemático de una
nueva camada de semanarios en provincia que no publican ni publicitan
acciones del gobierno y donde se encuentra la nueva generación de
periodistas mexicanos, los cuales cuestionan a la autoridad y se
rehúsan a actuar como escribas del partido dominante.
La
cultura de la colusión entre la prensa y el gobierno empieza a
florecer en una época donde las crisis económicas y políticas en
el país hacen que el pueblo exija noticias reales mas que propaganda
estatal.
Los
incidentes son solo una parte de la historia, la pregunta central
sobre la libertad de prensa real se puede encontrar solo en las salas
de redacción de los diarios nacionales, examinando además la
presiones diarias que enfrentan los periodistas y sus organizaciones.
Para
entender la prensa mexicana es necesario entender a México. El autor
examina como la cobertura de ciertas noticias a cambio de subsidios,
publicidad pagada y protección afecta al ejercicio de esta profesión
en la república.
En
1994, Orme lo detecta como el año en que el periodismo comienza a
liberarse de esos patrones de conformidad y control. Los periodistas
encontraron la forma de poder tener una verdadera libertad de
expresión. Aun así, una buena cantidad de medios permaneció en el
viejo accionar: auto censura, relaciones con el partido dominante,
etc.
El
Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en
ingles) investiga la situación principalmente en América Latina, ya
que al momento de su fundación (1981), esta región era considerada
la mas peligrosa en el mundo para ejercer el periodismo. México, sin
embargo, parecía un caso aparte.
El
resto de América latina con el tiempo se fue tornando mas
democrática, pero México se quedó atorado en el pasado. Y pese a
ello, los diarios mexicanos no siempre han sido sumisos, pues a
finales del siglo XIX, los periódicos liberales eran un polo de
contra-critica al gobierno en cuestión. Los problemas en México son
de carácter histórico.
El
pueblo mexicano tiene, en teoría, acceso a la libertad de prensa. La
declaración de los derechos humanos y la misma constitución
mexicana lo avalan. Esta “libertad de expresión e información”
rebasa ya las fronteras gracias al Tratado de Libre Comercio. Para
desgracia, México no sera capaz de competir en esta “libertad”
con el resto de Norteamerica mientras no sea capaz de tener medios
independientes y plurales.
Esa
libertad de negocios que existe en los medios permitió a los grandes
consorcios de medios mexicanos a expandirse y tener presencia en el
resto de Norteamerica, así como sucede al contrario, habiendo una
clara influencia de los medios americanos y en menor medida, los
canadienses, en los mass media mexicanos.
Finalmente,
cuando Zedillo llegó al poder, precisamente en el año que se aprobó
el TLC, prometió una nueva era de apertura en los “acuerdos” y
relaciones con los medios. Pese a su promesa, la situación de
violencia contra los periodistas no cambió del todo.
Aunque
el autor y en si el texto son un poco antiguos (mas de una década),
la situación del periodismo no ha cambiado en demasía. incluso se
podría decir que hemos sufrido un retroceso en lo que se refiere a
la libertad de expresión, pues con la “guerra contra el narco”,
iniciada en el anterior sexenio de Calderón, la situación de
inseguridad para con quienes ejercen la profesión y en general, el
derecho a la libertad de expresión se ha visto coartado.
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